Barbería «Nueva Vida» (Por Agus y Nico)

Nueva Oportunidad: se capacitó y abrió su propia barbería en barrio Alvear  – Diario El Ciudadano y la Región

Barbería “Nueva Vida”: la historia de un joven y su mamá

Por Agustín A.- Nicolás A.

Esta es la historia de Gabriela, una madre soltera que tuvo que ponerse al hombro el día a día de su familia. Desde el comienzo de su embarazo, ya estaba sola. Su pareja la había abandonado. Después de que nació su hijo, Toby, decidió irse a vivir con su madre Juana. Pero como en la casa no alcanzaba la plata, porque había que comprar la comida, pañales para Toby y remedios para su madre, salió a buscar trabajo.

Un día ella salió a comprar  algo para cocinar. Toby se había quedado con su abuela y cuando Gabriela vuelve se cruza con su amiga María. Se saludan y esta le dice:

  • Hola Gabi, ¿como estas?
  • Bien vos Mari, ¿qué contas?
  • Viste lo que me dijiste el otro día, bueno, tengo un trabajito para ofrecerte.  No se si interesa….
  • Si, si, decime.
  • Hay una pareja conocida que esta buscando una niñera. Son dos hermanitos para cuidar.
  • ¿Cuántas horas son? Pregunta Gabriela interesada
  • Desde las 8 de la mañana hasta las 2 de la tarde
  • Esta bueno che!
  • Mira Gaby que esto es de lunes a sábado y en Capital.
  • No hay  problema. Responde María quien no estaba conforme con estar tanto tiempo afuera de la casa, pero necesitaba trabajo.
  • Bueno venite el lunes a mi casa temprano, asi te acompaño y te presento.

Seguidamente, Gaby vuelve sonriendo a su casa y le cuenta a su madre.

  • Ma!
  • Qué paso hija?
  • Me salió un trabajo.
  • ¿Qué conseguiste hija?
  • Tengo que cuidar a dos niños
  • Ah bueno hija, ¿son muchas horas?
  • Y desde las 8 hasta las 2 de la tarde. Mas dos horas cada viaje porque es en Capital.
  • Ah bien.
  • Má…hace una pausa Gabriela
  • ¿Qué hija?
  • ¿Vos podes cuidar al Toby en ese tiempo que no esté?
  • Si por su puesta hijita, ¿cuando arrancas?
  • Este mismo lunes

Gabriela empezó a trabajar. Las primeras semanas fueron muy duras. Extrañaba mucho a su chiquito y el trabajo era muy exigente. Los niños que cuidaba eran terribles. Dos niños criados por padres que les daban todos los gustos. Gabriela intentaba ponerle límites y los chicos siempre respondían de una mala manera. Ella se enojaba. Esas cosas la cansaban.  Encima era mucho el viaje que hacía desde Pacheco, donde vivía, hasta la Capital Federal. Tenía que tomarse dos bondis y un tren. Mientras tanto Toby pasaba todo el tiempo en la casa de su abuela Juana. Gabriela siempre salia para su trabajo a las 6 de la mañana  y llegaba  a su casa alrededor de las 17 hs. Eran muchas horas que estaba sin Toby, quien solo tenía 8 años.

La abuela solía llevar a Toby por las mañanas a la plaza del barrio donde hacía amiguitos.  Un día mientras jugaba a la pelota y la abuela lo miraba, se le acercó un chico.

               -Hola ¿queres jugar a la pelota? Pregunta el otro niño.

– ehhh..bueno dale, ¿jugamos unos pases?

– ¿como te llamas?

– yo soy Toby, ¿vos?

– Yo soy Lucas, pero ahora cuando demos los pases yo soy Cristiano Ronaldo. ¿Vos quien querés ser?

– No sé

– Dale elegite un jugador que te guste y jugamos a que somos esos

– mmm…Bueno…dale soy Messi

Pasaron los meses, y los dos jóvenes se fueron conociendo cada vez más. Jugaban a la pelota, a la escondida, a la mancha y se trepaban a los árboles de la placita del barrio.

Lucas tenía una familia humilde. Tan solo tenía 9 años y era mas grande que Toby, pero pasaba mucho tiempo solo. Su papa estaba preso desde que tenía 5 años y su madre siempre andaba de acá para allá. Tenía un hermanito, Tomás, de cuatro años.

Toby iba siempre a la escuela con su abuela. A la misma escuela iba Lucas, pero este iba siempre sin compañía. A veces ni siquiera entraba. Se quedaba en la plaza con los pibes que vivían en la calle porque nadie le decía nada. Estos solían ir también a jugar al edificio abandonado del barrio, donde los pibes jugaban a ser los dueños.

Pero volviendo a la escuela. Toby y Lucas de vez en cuando se cruzaban en la entrada del colegio. La abuela siempre ponía cara rara cuando los veía juntos porque Lucas era un chico que vivía en la calle y Toby era un chico de casa.

Un día, la abuela va a hacer las compras al super y, de pronto, ve que salé un chiquito corriendo con un hombre que lo perseguía de atrás. La abuela lo reconoció al joven. Era Lucas. Juana le preguntó al hombre qué había pasado y este le respondió que el menor le había robado la billetera.

Un sábado de sol, estaba re lindo para jugar a la pelota. Lucas tenía ganas de jugar y no tuvo mejor idea que ir a buscar a Messi, o sea, a Toby. Toca el timbre y la abuela lo sacó rajando.

  • “Salí de acá pibe. Vos no sos una buena amistad para mi nieto”.

Toby no entendía porqué la abuela había reaccionado así.

  • ¿Por qué lo echaste abuela? Es mi amigo! Gritó Toby.
  • El no es bueno para vos.
  • ¿Por qué decis eso? si Lucas es re bueno.
  • Ayer lo vi robándole a un hombre Toby
  • Pero yo no voy a ser como el abue. Dice Toby enojado

La abuela lo miró con cara seria  y se retiró sin decir más nada.

Pasó el tiempo y Toby estuvo unos meses sin ver a Lucas, quien había dejado a la escuela. En la plaza lo veía de lejos porque este se juntaba con pibes mas grandes. En ese momento Toby ya tenía 11, mientras Lucas tenía 13. Cuando se veían, se saludaban sin que la abuela los vea.

Gabriela siempre estaba trabajando. Llegaba a la escuela muy cansada del trabajo del viaje largo que tenía hacer todos los días. Cuando llegaba no le podía dar mucha atención a Toby. Sólo pensaba en descansar.

Un día Gabriela se levanta temprano y se va a trabajar como todos los días. Parecía un día normal, pero más tarde, cuando Toby y la abuela salen al patio a desayunar, esta se  descompone. Toby llama a su madre al trabajo y avisa que la abuela estaba mal. Gabriela como tenía un viaje largo, le dice que le pida ayuda a Romina, su vecina. Toby va y lo hace. Romina llamó inmediatamente a un remise y fueron directo para el hospital. A las horas llega Gabriela al hospital y sale de la habitación un doctor y le cuenta que su mamá tuvo un ataque suave al corazón. Le dijo que esté tranquila, qué todo iba a estar bien y en unos días se iba a la casa. Sin embargo, la situación de internación se extendió dos meses más.

Mientras Gabriela trabajaba, Toby esos días se quedó a cargo de Romina.  Así pasaron tres meses más, pero un día, mientras Gabriela estaba cocinando y Toby jugaba a la compu, suena el celular de Gabriela. Eran del Hospital. Gabriela contesta y un hombre le informa:

  • Señora lamento comunicarle que su madre tuvo un nuevo ataque y no lo soportó.

Gabriela se quebró en un mar de lágrimas. Toby no entendía que pasaba.

  • Mama ¿qué pasa?
  • Abrigate y vamos para el hospital hijo. No preguntes más.

Hacia mucho frió esa noche. Llegaron al hospital sin hablar una palabra. Toby estaba con la ilusión de encontrarse con su abuelita. Pero al llegar, su madre habla con un doctor y llora. Toby vuelve a preguntar qué sucede y esta le responde:

  • Hijo. La abuela se fue al cielo!

Toby no caía. Ni siquiera había podido despedirse de su abuelita, su gran compañera. Esa noche no paro de llorar. No podía creer lo que había pasado y es así como se produjo un antes y un después en su vida.

Toby tuvo una fuerte decaía que lo alejó del colegio por un mes. Solo estaba en su casa  y salía un rato para tomar aire y volvía. Gabriela tenía que continuar con su trabajo. Entonces le pidió a Romina si podía vigilar desde su casa a Toby y esta le dijo que sí porque el niño estaba todo el día adentro.

Un día por la tarde, Toby estaba por merendar, cuando de pronto oye que golpean su puerta. Era su amigo Lucas. Toby abre la puerta y empiezan a conversar:

  • Mal ahí amigo lo que pasó con tu abuela.

Seguidamente le da un abrazo y le dice

  • Vine a tu casa porque no te veía amigo.
  • No salia mucho dice Toby. Solo al patio.

Empezaron a charlar y Lucas le dice:

-¿Por qué no salís un rato? Te va a hacer bien ¿vamos a dar una vuelta?

– Bueno dale amigo

Se fueron a la plaza y mientras estaban sentados, Lucas saca algo del bolsillo. Toby pensó que era un cigarro, pero Lucas le dice que era un porro.

  • ¿Quéres fumar? Preguntó

Toby nunca lo había fumado, y tenía curiosidad por probarlo

  • Dale!

A partir de ese día, Toby empezó a juntarse más seguido con Lucas, quien lo pasaba a buscar e iban a la Plaza.

Romina, por su parte, le contó a Gabriela que a Toby iban siempre a buscarlo y volvía antes que ella llegue. Esta le agradeció a Romina por la información, pero no se preocupó mucho porque pensó que a raíz de lo que había pasado, distraerse un poco no le venía mal a Toby. Ella suponía que iba a jugar a la pelota a la plaza, como a él le gustaba.

Con el paso del tiempo, Toby empezó a conocer a los pibes con los que Lucas se juntaba. Un día Lucas lo llevó a casa de un amigo y estaban tomando unos tragos. Toby ya había probado alcohol, pero nunca había tomado mucho. De pronto, Toby observa que mientras estaban tomando, Lucas hace un movimiento con la jarra y le hecha una pastilla.

  • ¿Qué estas haciendo Lucas? Preguntó Toby.
  • Y amigo, haciendo una jarra locas. ¿Querés probarla?
  • Dale. Respondió Toby.

Al principio Toby se sentía bien, pero después se fue mareando y, con el paso del tiempo, lo tuvieron que llevar a su casa. Al otro día se levantó y no se acordaba de nada. Encima estaba su madre, quien ese día no fue a trabajar. Toby no quería salir de la pieza. Tenía mucha resaca. A las 13 hs, Gabriela lo llama para ir a comer.

  • Que nochecita hijo ¿no? ¿Por qué no me avisaste donde estabas? No pude dormir en toda la noche.
  • Estaba en lo de Lucas ma, jugando a la Play.

Era la primera vez que Toby le mentía a su madre.

  • Bueno hijo, pero la próxima vez me avisas. ¿Sabes?
  • Si mami, tenes razón. 

Comieron juntos y después Toby volvió al cuarto a dormir la siesta.

Al otro día Lucas, apareció en una moto y decidió ir a buscar a su amigo. La dejó en la esquina para que no su mamá no pregunte. Golpea la puerta y sale Gabriela, a quien saluda.

  • ¿Esta Toby señora?
  • Si ahí lo llamo.

Al rato salió Toby y cuando se retira la madre, Lucas le dice en voz baja:

  • Che amigo ando en una moto. ¿Te pinta dar una vuelta?
  • ¿Qué? jajaj Responde Toby entre risas.
  • Dale vamos a dar un giro.
  • Bueno dale, aguante que me cambio y vamos.
  • ¿Dónde esta la moto? Pregunta Toby al salir.
  • En la esquina, así tu mamá no te jode. Hablando de eso. ¿Qué le dijiste a tu mamá de anoche?
  • Le dije que estaba en tu casa jugando a la play con un amigo tuyo.
  • Ajajja  esta bien amigo.

Toby se sube a la moto. Una CG Titan de 150 cc. Se fueron a dar un par de vueltas y terminaron en la plaza. Toby de curioso le pregunta:

-Amigo no te pregunte. ¿De donde sacaste este bicho?

– La robe anoche cuando vos te fuiste

– ¿En serio?

– Si, después que te acompañe a tu casa, me fui a dar una vuelta y re regaló uno con esta moto.

Siguieron en la plaza, cuando de pronto frena un auto y se bajan dos pibes. Eran conocidos de Lucas, a quien saludaron.

  • Hola Lucas ¿como andas?
  • Si amigos, todo bien ¿en qué andan uds?
  • Nada amigo, acá viendo si nos vamos hacer algo de plata.
  • Ah tranqui…y ¿Qué van a hacer? Preguntó Lucas intrigado.
  • Tenemos un entregado. Es un abogado que cobró una plata y la tiene toda en la casa. Son $ 700.000.
  • Uh una banda de plata. ¿Ustedes dos nomás van?
  • Si pero venimos a ver qué decis vos… ¿vamos? Se reparte todo en partes iguales.
  • Mmm… ¿Cuándo es? Pregunta Lucas
  • Mañana a la tarde
  • Bueno dale, mañana hablamos, pero cuéntenme.
  • Ese es mi rancho. Responde uno de los pibes.

Toby escuchó toda la charla y le dice a su amigo:

  • Che Lucas tenes que tener cuidado
  • ¿Vos queres sumarte? Preguntó Lucas.
  • ¿Y los pibes que vana  decir? A mi no me dijeron nada
  • Yo le digo que vos vas conmigo.
  • Mmm. ..esta bien. Responde Toby medio nervioso.

A la vuelta,  Toby le pregunta a Lucas por qué lo fueron a buscar a él y este le responde: “vení a casa que te muestro”.  Pasaron a su pieza y Lucas le mostró una pistola 9 m y un revolver 38.

  • “Ah por eso vinieron a buscarte” dice Toby.

Se quedaron un rato más charlado y se despidieron. Al aribar nota que su madre aún no habia llegado. Tomó un vaso de agua y se puso a pensar sobre la propuesta de Lucas. Gabriela al rato llegó y ve que le llegó la factura de luz y el agua. Todo venía con aumento y, enojada, grita: “La puta madre, me mato laburando y no me alcanza para nada”. Toby escuchaba atento.

Ese día estaba muy cansada. Se recostó un rato y se quedó dormida. No llegó ni a hacer la cena. Ahí es cuando Toby dice por dentro “ya fue, lo voy a hacer, pero sin que se entere mi mamá”.

Llego el día,  Toby se levantó pero su madre ya no estaba, se había ido a trabajar.  El quedó con Lucas que iba a pasar a buscarlos a las cuatro de la tarde. Ese día llovía mucho y Toby se puso una ropa que nunca había usado para que no lo reconozcan. Sabía los riesgos. Pero como Lucas le dijo que el asunto era pan comido, estaba medio tranquilo.

Se hicieron las cuatro. Suena una bocina afuera. Era Lucas en un auto. Toby sale y con la mano le hace una seña como diciendo “espera esperá”. Terminó de cerrar y se metió al auto. Romina la vecina vio toda la escena. Toby se sienta en la parte delantera y le dice a Lucas:

–          ¿Todo bien amigo?

–          Si, ¿vos?

–          Si amigo, todo bien.

–          Escucha Toby, las cosas van a ser así.  Tomá el 38. Vos vas a entrar y lo vas a reducir. Los otros dos que vamos a buscar ahora, van buscar la plata adentro.

Toby lo mira fijo y, aparentando seguridad, le dice:

-¡de una amigo!

Pasaron a buscar  a los dos amigos de lucas. Eran los Mellis, dos conocidos de Lucas del barrio que eran más grandes.  Se suben al auto y le dicen a Lucas:

–          El chabon que le vamos a ir a robar va a estar solo, así que tranqui.

–          Miren Mellis. Toby va a llevar el fierro y ustedes van a ir a buscar la plata. Yo me quedo con el otro fierro y los espero en el auto.

–          Esta bien Lucas. Dicen los mellis.

A los pocos minutos llegan a la casa apuntada. Lucas pregunta:

-¿Estan listos amigos?

– Si responde Toby.

– ¿Y ustedes dos?

– Si Lucas! responden los mellis.

La calle estaba media vacía. Esperaron que se vaya el que compraba en el quiosco y salieron los tres que tenían que salir del auto. Lucas quedó de piloto. Saltaron para la casa por el patio del fondo. Toby asustado ve al hombre acostado en el sofá. Sin hacer ruido entran despacio. Toby entra primero por tener el arma. Lo apunta al hombre y le exige que no grite. Los mellis empezaron a atarlo.

–          ¿Dónde tenes la plata? Vos estas entregado! Grita Toby.

–          No voy a decir nada. Responde el hombre.

Toby tuvo que pegarle un cañaso en la cabeza, mientras los mellis revolvían toda la casa. Estaba nervioso y, como era su primera vez, empezaba a perder la paciencia. Le pregunta una vez más:

–          Dale decime donde tenés la plata!

–          Ya te dije que no te voy a decir!

Toby agarra y le pega un cañaso más y, seguidamente, le da un tiro en la pierna. El hombre empezó a gritar. Y Toby le tapa la boca con la mano. Al hombre se le empezaron a caer gotas de sangre que le recorrían toda la pierna hasta llegar al piso. Lucas seguía afuera y se puso nervioso cuando escuchó el disparó. Prendió el auto y agarró su arma.  

–          Dale decime donde tenes la plata ¿o querés que te mate? Grita Toby

–          La plata esta en el ropero de arriba. Agarrenla y váyanse ya.

Los mellis salen disparando a buscarla. Revisan toda la habitación y en un momento gritan “la tenemos, vayamosnos”.

Salen caminando de la casa para no levantar sospecha y al hombre lo dejan amordazado a una silla. Suben al auto y Lucas acelera.

–          ¿Qué fue ese disparo muchachos? Pregunta Lucas

–          Lo tuve que hacer porque no largaba, responde Toby.

Los mellis de atrás le dicen  a Lucas

–          Eh Lucas este de atrás (por Toby) le manda cumbia eh!

Lucas le sonrió a Toby y este, nervioso, le devolvió la misma sonrisa.

Con el auto se dirigieron a la casa de los mellis, bajaron 3 cuadras antes y lo prendieron fuego. 

En la casa de los mellis Lucas era el que administraba la Plata. Toby lo mira sorprendido y dice

  • “Fua amigo, eso es mucha plata eh”
  • Sabes que sí amigo. Responde Lucas sonriente.

Cada uno agarró su parte. Los mellis estaban felices y bailaban en una pata casi. Lucas y Toby agarraron su parte, se cambiaron de campera y salieron para la plaza. Mientras caminaban el uno al otro se preguntan qué iban a hacer con la plata.

  • Yo esto lo hice para ayudar a mi mamá. Dijo Toby
  • Ah bien Toby y ¿Cómo le vas a decir cuando lleves la plata?
  • No lo he pensado
  • ¿Sabes qué.. podes comprar las cosas sin decirle  nada o pagar las cuentas?
  • Ah que buena idea amigo, olvidate, voy a hacer esa.

Siguieron caminando y Lucas lo invitó a tomar algo a la plaza. Se hicieron como las 20.30, era de noche y se habían ya tomado una cerveza y fumaron. A Lucas se le re notaba en la cara, pero como no rendía cuentas a nadie no le importaba. Pero Toby tenía a su madre que a esa hora ya estaba en su casa y tenía que volver. A él también se le notaba en la cara que había fumado porro.

  • Che amigo me voy
  • Dale amigo, nos vemos mañana.

Toby lo abraza a Lucas y se va. Cuando esta llegando a su casa, ve que su mamá estaba conversando con su vecina Romina. Toby se la vio venir. Entra a la casa y después entra su madre.

-Toby en qué andas…el otro día te encontré porro y pastilla y no dije nada.

– No ando en nada raro mamá.  Sabes que estoy muy cansado y me quiero ir a dormir.

 Gabriela no le dice nada, pero se dio cuenta que su hijo había fumado. Lo dejó ir a dormir igual.

Gabriela se sentó en la mesa y se puso a pensar qué había hecho mal para qué su hijo haga esto. Al rato, se largó a llorar. Toby nunca se dio cuenta.

Con el paso del tiempo, ella intentaba darle consejos a Toby pero este no la escuchaba.

Al otro día, Lucas se acercó a la casa para ofrecerle un nuevo trabajo y este, dejándose llevar nuevamente, dijo que sí. Salieron decididos a subirse a la moto de Lucas. En el camino, Toby le pregunta a Lucas sobre ese laburo:

  • Tengo un entregado en el centro de Tigre.
  • ¿Cómo en el centro de Tigre? ¿Estas loco? Esta lleno de gente ahí amigo. Estamos en plena vista por esos lados.

Lucas se enoja y le dice:

  • Pero no tengas miedo amigo, va a salir todo bien.

Toby puso una mirada en su rostro como que no estaba muy convencido.

  • ¿Vas a venir o no amigo? Estas dando muchas vueltas! Alzó la voz Lucas con un tono de enojo.
  • Bueno ya fue amigo, vamos. Respondió Toby como queriéndose sacar la cosa de encima

A rato, se subieron a la moto, tomaron un revolver calibre 38 y partieron directo al centro de Tigre. En la trayectoria del camino, Lucas iba muy decidido: era él quien iba a apretar. Eso porque lo vio muy dubitativo a Toby y no quería correr ningún riesgo.

Llegaron al lugar. Era una financiera donde, según dicen, se manejaba mucho efectivo. En la puerta había un custodio de seguridad. Frenaron la moto y Lucas fue caminando en dirección al señor. Lo apuntó en la cabeza y lo llevó para adentro. Teniendo el manejo de toda la situación, Lucas le dice al Toby que sacara su mochila y cargue todo el efectivo adentro. Todo el personal del lugar estaba reducido. Ambos quisieron actuar rápido para que su plan salga a la perfección. Juntaron todo el dinero y salieron a la fuga. Pero era tarde, la policía estaba en camino y se oía cerca.

Mientras Lucas aceleraba, un patrullero con las sirenas encendidas los empezó a seguir.  Durante la persecución los jóvenes intentaban huir de todas maneras. Los efectivos pidieron refuerzos. Pero, mientras la persecución seguía, la policía armó un operativo cerrojo. Es así que cuando los jóvenes estaban llegando a la subida de la panamericana, se les cruzó un patrullero que venía desde otra esquina. Lucas no alcanzó ni siquiera a frenar. La moto que conducía impactó de frente contra el costado izquierdo de un patrullero que apareció de la nada por la esquina. Toby y Lucas salieron despedidos por el aire. Volaron juntos como 30 metros pero con suertes distintas.

Toby había sido precabido  antes de subirse a la moto y se puso un casco. Mientras que Lucas no. Al golpear contra el suelo, el casco de Toby rebotó contra el asfalto. Sin embargo, quedó allí tendido producto de los golpes y raspones que le causó el impacto. En cambio la suerte de Lucas fue distintas: golpeó su cabeza en secó contra el asfalto. Un enorme manchón de sangre de pronto rodeó su cuerpo. Los vecinos de la zona se acercaron a ver que pasaba. La ambulancia tardó más de 30 minutos en llegar. Cuando llegó, se llevó a los dos cuerpos al hospital

Toby estaba bien. En el trayecto recuperó la conciencia. Pero como tenía varias lesiones en el cuerpo y quedó internado. A la semana, se pudo recuperar, pero cuando le dieron el alta, un patrullero lo trasladó un instituto de menores en la ciudad de La Plata: el instituto Almafuerte.

  • ¿Donde me llevan oficial? Preguntó Toby con curiosidad
  • Vamos para La Plata pibe. Te vas a un centro cerrado. Respondió el agente que lo llevaba.
  • Ah bueno gracias. ¿Y a mi compañero a donde lo trasladan?
  • Ah ningún lado pibe, si esta bien enterrado en el cementerio jaja. Le responde entre risas el oficial con una mueca complice con el otro oficial que lo acompañaba.
  • ¿Cómo? ¿Usted me esta hablando en serio? No, no, no puede ser. Mi compañero esta vivo!  Exclamó Toby.
  • No pibe, tu compañero murió en el accidente.
  • ¿De verdad me dice? Toby se quiebra y se pone a llorar.
  • Si, lo siento pibe, pero bueno ustedes saben en donde se metían. Si les gusta jugar con fuego, a veces se queman las cosas. Agradecele a dios que tu pusiste casco y estas vivo, sino ni la cóntas…

Toby agachó la cabeza, después hizo una mirada al cielo y no dijo más nada…

A las 2 horas llegaron al Centro Cerrado Almafuerte, lo recibieron los asistentes y lo llevaron para el pabellón de recreación del centro. Toby, no entendía nada. Aún le costaba creer donde estaba y más aún que se amigo haya fallecido. Así fue pasando el tiempo.

Paralelamente, su causa judicial fue avanzando, primero le dieron una preventiva de seis meses y a los nueve meses firmó un abreviado de cuatro años por robo agravado por el uso de arma de fuego.

Por su parte, Gabriela quedó muy herida con todo lo que pasó con su hijo. En los primeros meses sintió una depresión y soledad muy profunda. Empezó a tomar alcohol todas las noches y, a raíz de estos problemas, al quedarse siempre dormida, la echaron del trabajo. Su situación económica comenzó a empeorar con los días. Se endeudaba para pagar sus cuentas, sacaba créditos y, como no podía pagarlos, los intereses crecían con los tiempos. Su vida comenzó a ser un calvario. Sin trabajo, sola, su único hijo preso, deprimida y con deudas que crecían todos los días. 

Una noche de lluvia, Gabriela miró el calendario y se dio cuenta que era 30 de marzo. Era el día su cumpleaños numero cuarenta y lo recibió en completa soledad. Como no recibió ningún mensaje, se puso más triste y empezó a tomar alcohol y pastillas en exceso. Puso un cd “La Berisso” a todo volumen y sin pensarlo mucho colgó una soga en una columna. Puso una sillita al lado, se colocó la soga por sobre la cabeza y se preparó para saltar. Gabriela quería irse de este mundo que tan mal la había tratado. Pero justo, en el precisamente momento que estaba por dar el paso final, Romina apareció en la escena e irrumpió la puerta al grito de “Gabriela noooo”. Romina impidió lo que iba a ser un suicidio. Le sacó la soga del cuello y Gabriela se desplomó junto a ella. Se abrazaron y empezaron a llorar.

A los pocos días, Gabriela quedó internada en un hospital psiquiátrico. Romina se hizo cargo de todo porque sabía que su amiga estaba completamente sola. Es así que un día decidió viajar a la plata y contarle todo a Toby en persona. El juzgado autorizó la visita.

-Hola Romi, gracias por venir, ¿Qué haces por acá? Preguntó Toby

– Hola Toby. Me alegro mucho verte después de tanto tiempo. ¿Cómo estas acá? ¿Cómo te tratan?

– Bien muy bien. La verdad es que es difícil, pero se sobrevive. ¿Qué sabes de mi mama? Hace días que la llamo, le mando mensajes y no me atiende. ¿Le pasó algo?

– Mira Toby  tu mamá está pasando por un momento muy delicado. Esta internada en un hospital psiquiátrico en Capital. Está bien. Está medicada pero no entiende nada. Dijo el doctor que hay que darle tiempo.

– ¿Pero qué le paso? Si yo hace unos días hable y estaba bien.  Pregunta Toby con desconsuelo.

– Mira, tengo que serte sincera, vos ya sos grande. Tu mamá quiso quitarse la vida. Estaba muy mal por muchas cosas. Tu ausencia, la muerte de tu abuela, las deudas, la perdida del trabajo, mucho alcohol. Muchas cosas que la llevaron a eso, pero por suerte la pudimos salvar.

Toby se largó a llorar y abrazó fuerte a Romina.

  • Esto es mi culpa! Todo esto pasó por haberlo dejado sola. Si yo estaba ahí esto no pasaba. Decía Toby, mientas Gabriela le secaba sus lágrimas.
  • Son muchas cosas que sufrió tu mamá Toby. Vos sabes que la perdida de tu abuela también la afecto mucho.
  • Si pero esto culpa mía.
  • Ahora no sirve echar culpas. Lo hecho, hecho está. Sólo podemos cambiar el futuro.
  • Si es verdad Romi, pero ¿Qué puedo hacer ahora?
  • Mientras vos esta acá, yo me ocupo de tu mamá, pero cuando salgas, vas a tener que hacerte responsable. Ya no podes seguir jodiendo.
  • Si tenes razón….Cualquier cosa que necesites para ella avísame. Dijo Toby
  • Si, quedate tranquilo, yo cualquier cosa  te aviso.
  • Romi muchas gracias por todo de verdad. No estas obligada a hacer esto.
  • Vos sabes que tu mamá es como una hermana para mí. Nos criamos juntas.
  • Ya lo sé Romi, pero de verdad, muchas gracias.

Romina se retiró del Almafuerte y Toby se fue para su celda. Se quedó pensando en todo lo que le había dicho Romina. Por las noches en su mente retumbaba la frase: “…cuando salgas, vas a tener que hacerte responsable. Ya no podes seguir jodiendo”. Sentía culpa, desilusión, dolor todo junto. Sabía de ahora en más que todo dependía de él. Tenía dos caminos: 1. Seguir en la misma y perder a su mamá o 2. Rescatarse y ayudarla. Toby, como buen hijo, optó por la segunda.

Con el tiempo, Toby fue cambiando su mentalidad y demostró que quería cambiar a base de muchas pruebas: su conducta fue mejorando, evitaba cualquier conflicto con otros pibes, empezó a concurrir a los distintos talleres, no faltaba nunca a la escuela y empezó a engancharse con la literatura y a escribir. Eso lo ayudaba a sentirse bien, a desahogarse. Además, se animó a inscribirse en un concurso de literatura para jóvenes privados de la libertad y ganó un premio.

El juez tomó nota de todos los avances de Toby. Su conducta era intachable y, por ello, decidió beneficiarlo con el otorgamiento de una prisión domiciliaria. Romina se hizo cargo como adulta responsable y, a los pocos días y tras más de un año y medio detenido, Toby volvió a su casa.

Gabriela seguía internada en el hospital psiquiátrico. De a poco iba avanzando, pero muy poco. Hablaba de a ratos y le costaba socializar. Toby hacía más de un año y medio que no la veía. Romina pidió una autorización al juzgado para que los dos puedan ir a verla  y el juez rápidamente se la concedió. Toby estaba muy ansioso por ver a su mamá.

Llegaron juntos al hospital. Romina le dijo a Toby que le hable despacio, que podía estar medicada y que tenga mucha paciencia. Al llegar a su habitación, el médico le advirtió a Toby que su madre sufría un severo trastorno y que tal vez no le iba a responder cuando le hable. Con esas indicaciones, Romina avanzó primero y abrió la puerta de la habitación y le dijo a Toby que esperara afuera.

  • Hola Gabi, ¿cómo estas hoy? Preguntó Romina.

Gabriela no respondía nada, como siempre. Sólo asintió con la cabeza.

  • Sabés hoy vino alguien a visitarte

Gabriela tampoco dijo nada.

  • Es alguien que conoces mucho y que te extrañó este tiempo…

Gabriela miraba por la ventaba como desorientada.

  • Pasa! Le gritó Romina a Toby

Toby rápidamente entró en la habitación, miró a su mamá y fue directamente a abrazarla. Gabriela se dio vuelta y lo miró intentado descifrar quién era.

  • Hola mami ¿cómo estas? Te traje un regalito. Toby le mostró su caja de bombones favorita.

Ella seguía desorientada.

  • Gabriela ¿sabés quien es él, no? Es tu hijo que vino a visitarte! Interrumpió Romina.
  • ¿Toby? Dijo Gabriela
  • Viste que se acuerda de mí! Expresó con alegría Toby
  • ¿Hijito como estas? No sabes cuanto extrañaba.
  • Bien mami, bien, ya estoy en casa, ponete bien asi volvemos a estar juntos.
  • Si mi amor, quédate tranquilo,  que en unos días estoy allá.

Los doctores se sorprendieron al ver la reacción positiva de Romina.

Toby, Gabriela y Romina, se quedaron conversando un rato más hasta que vino una enfermera a anunciar que quedaban cinco minutos para que termine la visita.

  • Bueno ma, me alegra verte así.
  • Hacele caso a Romi y portate bien hijo.
  • Si ma, quedate tranqui. Vos preocupate por ponerte bien.
  • Ahora que te veo estoy mucho mejor. No me falles hijito. Sos lo más importante que tengo.
  • No ma, te lo prometo!

Se volvieron a su casa, Toby volvió con la cabeza divida. Por un lado, estaba contento de ver a su mamá, pero por el otro sentía una responsabilidad muy grande: el estado de salud de su mamá dependía mucho de él. Así que no podía fallar. Tenía que empezar una vida nueva.

La justicia obligaba a Toby a cumplir ciertos requisitos: seguir yendo a la escuela, no tomar drogas y alcohol, y no cometer ningún tipo de delito.  Él continuó con sus estudios  y decidió emprender un negocio en su casa: puso una peluquería con la ayuda de Romina, quien le regaló un par de tijeras y maquinitas para comenzar. A los pocos días, puso un cartel en la puerta de su casa: “Barbería Nueva Vida. Atendida por Toby barber”.

Toby había hecho unos cursos de peluquería en el Almafuerte. Sabía que era bueno porque le cortó el pelo a varios de sus ranchos. Los primeros días fue poca gente al local, pero de a poco se fue corriendo el boca en boca y cada vez fueron más los clientes que fue atendiendo. Así, a los pocos meses, la barbería “Nueva Vida” se convirtió en un éxito.

Con lo ganado, Toby decidió invertir. Ya no se quemaba la plata rápido como lo hacía antes, sino que pensaba a futuro, tenía otra mentalidad y compró elementos nuevos para su local: una silla de peluquero, unas tijeras nuevas, un espejo doble, un par de accesorios para cortar la barba y lucecitas para la entrada.

Gabriela seguía internada, pero sabía de cerca los avances de su hijo. Es que Romina le iba contando como iba progresando el negocio en el barrio. Esa información le daba vida y la motivaba a mejorar para poder ayudar a su hijo con ese proyecto. Dos meses después recibió el alta médica y, por fin, pudo volver a su casa.

Al llegar a su hogar no podía creer que haya una fila de chicos esperando el turno para ingresar a su casa.  Entró por primera vez y vio con sus ojos el éxito de su hijo. Miró las luces, los espejos, la silla, los carteles y todo eso la puso muy feliz. Toby, por su parte, desbordaba de alegría al ver en su casa a su mamá que estaba bien. Romina que estaba en ese momento estaba muy contenta y le dijo a Toby: “Hasta acá llegó misión amigo, ahora está en tus manos”.

Con los días, Gabriela comenzó a ayudar a Toby en el negocio: controlaba la caja, limpiaba entre cada corte y llevaba los números de cada día. Todo en la misma habitación en la que hace un tiempo quiso encontrarse con la muerte y, hoy dos años después, solo respira vida, felicidad y esperanza. Todo gracias al progreso de Toby y su proyecto llamado “Barbería Nueva Vida”…

FIN

Nota: la imagen es extraída de internet y seleccionada aleatoriamente por los jóvenes. No refleja la historia real del cuento pero sí la historia de jóvenes con oportunidades similares

Nueva Oportunidad: se capacitó y abrió su propia barbería en barrio Alvear

Una respuesta a “Barbería «Nueva Vida» (Por Agus y Nico)

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